lunes, 10 de septiembre de 2007

Nos vamos de viaje ... (Capitulo 1)

Ya hemos llegado a Granada. Decidimos irnos en tren. El tren dura desde Sevilla casi unas tres horas pero aunque sea un poco pesado te permite ver el paisaje y de disfrutar de este medio de transporte.

Un vez en Granada nos pusimos en contacto con la persona que nos daría las llaves del lugar donde nos íbamos a hospedar. Después de mirar muchos hoteles y de ver donde nos queda -riamos encontramos el lugar ideal, una Casa Cueva en pleno Sacromonte. Las cuevas son las viviendas habituales del Sacromonte, habitadas en su día por los gitanos del barrio y hoy convertidas en tablaos flamencos, restaurantes o alojamientos turísticos. Esta opción nos pareció diferente y original. Era una pequeña cueva muy bonita y con todo lo necesario para tener una buena estancia.



La mujer que nos atendió, Esperanza, era muy amable y como toda mujer mayor en menos de un minuto nos contó toda su vida. Una vez que nos despedimos de ella y acomodamos nuestras maletas decidimos investigar el terreno y familiarizarnos con las calles, y sobre todo ver el paisaje que nos íbamos a encontrar todos los días al bajar esa pequeña cuesta ...



4 comentarios:

rosana dijo...

que chulo!!!!! Me han dado ganas de ir por alli de nuevo.
que bonita es Granada, verdad????

MLuisa dijo...

Verdad hermanita, Granada es muy bonita. Se que tendre que volver otra vez. Ahora me gustaria conocer granada con sus montañas nevadas. Ademas me dio la impresion de que Granada es una ciudad tranquila. No se si es porque aun hay gente de vacaciones, pero no la vi como una ciudad con mucho ruido.

Mercedes dijo...

Me alegra de que te lo pasarás de maravilla. Qué chulas las cuevas!!! Yo la verdad es que he ido sólo una vez a Granada y era cuando tenía 13 años y por una cosita que me pasó no guardo muy buen recuerdo del día. Supongo que alguna vez tendré que ir y quitarme el mal sabor de boca. Un beso

rosana dijo...

YO tambien guardaba un mal recuerdo de Granada, pues fue allí la última vez que vi a mi Tío Juan andar. Pero lo mejor para estos recuerdos, es volver a ir, y hacer que los malos recuerdos se conviertan en algo bonito.